Le Mans: el film al que Steve McQueen dio el toque ‘Fangio’
Se cumplen 53 años de los inicios del rodaje de, tal vez, la mejor película de carreras de la historia del cine. En tamaña producción no faltó la opinión del “chueco”, al que el actor, poco afecto a escuchar a otros, oyó con atención y respeto. Los avatares de la película.
Michael Delaney (Steve McQueen) recorre con su auto particular las carreteras de Le Mans e ingresa al circuito de la Sarthe de más de 13km y 38 curvas. Para el auto, baja, la cámara lo descubre de espaldas y el flashback lo traslada al trágico accidente que tuvo con Piero Belgetti, rival y amigo que dejó a una joven y hermosa viuda, sostén sentimental durante la historia: mantienen el diálogo más sentimental de la trama, el primero tras 28’ de rodaje pleno de imágenes y recuerdos. El inicio es en realidad un homenaje a Fangio, quien vio morir a pilotos amigos en un accidente parecido. Fue aquel de 1955 cuando al ingreso de boxes un auto se montó a otro y voló como un misil hacia la tribuna matando a varios de los espectadores.
McQueen sintió la película tan como propia que lo llevó crear una productora propia a las apuradas, contratar y despedir directores y productores y hasta competir en una carrera de verdad en Sebring, y que perdió por muy poco con Mario Andretti. A duras penas consiguió que otra productora, Cinema Center se asocie a la suya (Solar Productions) para encarar la película. A la vez hizo un arreglo con Porsche para que provea los autos estrella y contrató a varios pilotos profesionales a tal efecto. La ambición del actor era correr la competencia de verdad, pero ninguna compañía de seguros quiso asumir el riesgo, por cual el Porshe 917K es conducido por el suizo Jo Siffert y el británico Brian Redman, ambos pilotos profesionales.
ACTOR Y PILOTO. McQueen se preparó para Le Mans corriendo una carrera de verdad en EEUU.
Accidentes y cambios en la producción
El otro auto que supuestamente maneja Delaney (McQueen), tras el accidente, fue piloteado por el mexicano Pedro Rodríguez. Los coches que corrieron la competencia autentica estaban equipados con varias cámaras, para captar el mayor realismo, con un McQueen que tuvo que ver toda la carrera desde boxes. Posteriormente, ya con el autódromo vacío se hicieron las tomas en donde el que maneja es el actor, pero la tarea no fue fácil. David Piper, un reconocido piloto británico, dueño de varios de los autos que se usaron en la película, manejó el auto con el profesionalismo que lo acreditaba, pero durante el rodaje el auto entró veloz a una curva, se puso de cola y dio contra las vallas a 270km/h.
EN ACCION. La aseguradora no le permitió a McQueen correr en Le Mans, Hizo las tomas aparte.
Piper salió despedido, pero se salvó milagrosamente, aunque perdió 40cm de una de sus piernas. El coche, un Lola tuneado como el Porsche de la historia quedó totalmente destrozado y la película se detuvo por varias semanas. Allí fue cuando Cinema Center le quitó la historia a McQueen, deshizo el vínculo con su productora y le cambió al director, ahora un joven Lee H. Katzin, que no se llevaba nada bien con el actor. Hasta el momento se llevaban casi tres meses de rodaje, el presupuesto se había disparado y para peor: aún no había un guión. La película ya se asemejaba más a un documental sobre la competencia, pero las imágenes logradas y el metraje fílmico a esa altura eran invaluables.
Lo que arrojó el filme finalmente, fue un despliegue con 45 estrellas internacionales de la competición automovilística, que junto a McQueen y otros buenos actores (Elga Andersen, Ronald Leigh-Hunt, Luc Merenda y Siegfried Rauch, entre otros), dando vida a la historia de un piloto americano que tras el accidente sufrido por su compañero en la edición anterior vuelve a Francia para “saldar cuentas” con Le Mans. Entremedio se enamora de la viuda del piloto fallecido y encara la competencia con sed de revancha. No mucho más, aunque la escena final es tan histórica como determinante. Todo enmarcado en una fotografía y vértigo únicas, nunca visto en películas de ese tipo, a ese momento.
PRODUCTOR Y DIRECTOR. Obsesivo por los detalles, McQueen controló toda la película con tesón.
El consejo de Fangio y el sueño de McQueen
Es 1970, durante la filmación el encuentro entre Fangio y McQueen fue muy breve, suficiente para que se registren un par de fotos. Allí, y por lo antes señalado, el actor de “Bullit”, “El gran escape” y “Papillon” solo supervisó las escenas e hizo algunas tomas cortas: de todas maneras, estaba vestido como un piloto de verdad. Allí se abordaron y charlaron un rato. McQueen, poco afecto a escuchar a los demás, reacio a las fotos y parco con la prensa, aunque dispuesto al público, atendió las indicaciones del “chueco”. El actor aun debía grabar las escenas a 300km/h, asique no le vino mal el consejo. La película fue realismo: velocidad, atmósfera, ritmo, concentración, sin decorados ni maquillajes.
“VAYA CON CUIDADO”. Parece decirle el “chueco” al actor en un alto del complicado rodaje.
Empero, la enfermiza búsqueda de la autenticidad por parte de McQueen en el proyecto, motivó en gran parte que por entonces la película fuera (como casi todas las películas de deportes, salvo Rocky o Toro Salvaje), un fracaso descomunal en taquilla y que la crítica cinematográfica de la época la destrozara sin piedad. A McQueen no le afectó la carrera cinematográfica, pero si la salud, ya que el amianto, aparentemente de los buzos antiflama que usaba el actor, le provocaron cáncer de pulmón. En pleno tratamiento, en Juárez (México), solía compartir la película con otros pacientes: “filmé 30 películas, pero en ninguna sentí lo que en Le Mans. Cuando corres, eso es vida”. Murió a los 50 años.