25 años sin el “Chueco” Fangio
Sus restos fueron velados en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, en el Automóvil Club Argentino y al día siguiente en nuestro Museo del automovilismo. Había fallecido en la madrugada tras una cruel bronconeumonía con complicación renal. Tenía 84 años.
Nos dejó un frío y lluvioso 17 de julio de 1995. Se fue despacito él, que había “inventado” la velocidad o mejor dicho la velocidad lo “inventó” a él. Desde entonces, la figura del “Chueco” se inmaculó en el recuerdo y el homenaje permanente. Aquel insuperable que se fue tras una cruel bronconeumonía con complicación renal, que se lo llevó aquel frio lunes 17 de julio de 1995, a las 4:10 de la mañana y rodeado de afecto y gloria, pero lejos de su ciudad natal, la que le había dado comienzo a su historia 84 años antes. Sus restos fueron velados en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, en el Automóvil Club Argentino y al día siguiente en nuestro Museo del automovilismo.
Fangio fue hijo de inmigrantes italianos y de humilde origen, constructores, y empezó a competir en 1938. Para ello, la ciudad le subvencionó un Chevrolet de Turismo Carretera. Con ese auto ganó «los 1.000» de Argentina de 1939 y el Gran Premio Internacional del Norte, de 1940, una prueba de 9.445km disputada en 13 etapas, con el itinerario Buenos Aires – Lima – Buenos Aires, victoria que lo lanzó al estrellato nacional. Venció en muchas carreras en Argentina y América del Sur, como la Buenos Aires-Caracas donde tuvo un fuerte accidente y en una gira por Europa. En 1949 ganó pruebas en San Remo, en Pau, Perpignan, Marsella y en Monza, con Ferrari 125.
Su corta y fructífera trayectoria mundial
En su primera aparición en la Fórmula 1, en 1950, fue subcampeón detrás de Giuseppe Farina. Fangio fue victorioso con Alfa Romeo en Mónaco, Bélgica y Francia. En 1951 logró su primer título Mundial. Víctima de un grave accidente en Monza en 1952, estuvo dos temporadas alejado de los autódromos y una vez recuperado, se proclamó campeón del Mundo en 1954 (Maserati y Mercedes), 1955 (Mercedes), 1956 (Lancia-Ferrari) y 1957 (Maserati). Se retiró de la competición en 1958. Aquel año, sólo corrió dos grandes premios, el de Argentina, en Buenos Aires, y el de Francia, en Reims. En ambas carreras quedó cuarto, pero en Francia se dio una circunstancia digna de reseñar.
Fangio iba cuarto al final de la carrera, enseguida se puso detrás de él el líder de la prueba Mike Hawthorn, que en un gesto realmente histórico frenó la velocidad de su coche y permitió que Fangio traspasara la línea de meta antes que él para no doblarle. Fue un detalle hermoso que reflejaba claramente el prestigio y la admiración que despertaba un corredor como Fangio. El balcarceño se retiró pronto de la F1 y ganó su última carrera en Buenos Aires. Durante una carrera en Cuba vivió uno de los momentos más angustiosos de su vida cuando fue secuestrado por un grupo opositor a la dictadura de Fulgencio Batista. Estuvo secuestrado 26hs entre buenos cuidados.
El Fangio post-mundialista e ídolo
Lo más extraño es que, pasado el tiempo, mantuvo contactos amistosos con sus secuestradores. En 1969 fue jefe de equipo en las 84 horas de Nürburgring, donde corrieron los míticos Torino. En 1972 pudo devolver a su ciudad aquel aporte que le permitió subirse a un auto de competición por primera vez, con la construcción del Autódromo. Con buen tino, el gobierno local de turno, decidió llamar al circuito Autódromo de influencia regional Juan Manuel Fangio, la muestra más aproximada para alojar su espíritu gigante, como el trazado serrano de casi 5kms de extensión. Orgulloso de él, su pueblo volvió a homenajearlo 14 años más tarde con el Museo.
El proyecto fue impulsado años antes por una comisión vecinal presidida por Juan Manuel Bordeu. Fue el único piloto que logró cinco títulos mundiales y ser el campeón del Mundo que ganó el título a edad más avanzada. Disputó 51 GP puntuables, ganó 24, tomando la salida en la primera línea en 29 y puntuó consecutivamente en 21 ocasiones. Estas cifras y porcentajes están muy por encima de los obtenidos por todos los rivales de su tiempo y por los pilotos de épocas siguientes, por lo que está considerado como uno de los corredores automovilistas más destacados siglo XX. Desde su retirada de los circuitos y hasta poco antes de su fallecimiento siguió relacionado con el deporte motor.
Admirado en emotiva despedida
Fue admirado y aplaudido aún por las generaciones que jamás lo habían visto correr. Aquel 18 de julio de 1995, el hall central del Museo recibió a gran cantidad de vecinos para darle su último adiós. Luego, sus restos fueron trasladados al panteón familiar del cementerio de su ciudad natal, junto a sus padres y hermanos fallecidos, como era su deseo. Esto ocurrió en la tarde, ya soleada, en medio de una multitud acongojada. Para el adiós final, hablaron frente al panteón, Werner Lechner por la Empresa Daimler-Benz de Stuttgart – Alemania y el Ingeniero Luis Barragán por la Fundación Fangio. La historia le tenía reservado un lugar y el hombre le daba paso al mito brillante y eterno.