Anegamiento: principal causa de suspensiones en el ‘Oficial’

Por segundo fin de semana consecutivo, la lluvia de los viernes produce acumulación desmedida en las canchas, y por tal razón, a pesar de contar con buenas jornadas climáticas posteriores, la actividad tiene que suspenderse. ¿Hasta cuándo? INFORME.

Por segundo fin de semana consecutivo el fútbol fue suspendido por cuestiones climáticas, lo cual ya empieza a preocupar en el seno liguista, habida cuenta del retraso que genera la situación en perjuicio del desarrollo del certamen. Con la programación confirmada en la mano, entre el martes y el viernes solo resta esperar como vienen los registros climáticos que, hasta la fecha 8 se mantuvieron fieles al ritmo del certamen. Sin embargo, en esa jornada ya la cuestión comenzó a complicarse, habiéndose disputado un sábado con mucha lluvia, pero que derivó en el primer domingo sin fútbol.

 

Esto conllevó a la primera jornada desdoblada del torneo, cuando los partidos previstos para ese domingo debieron jugarse a la semana siguiente, retrasando la fecha 9 a la semana siguiente. Cumplido el resto de la octava y la totalidad de la novena (la última a la fecha que se pudo disputar completa), se vino la doble postergación que actualmente padece el certamen. Y justamente no es por el panorama climático del sábado y el domingo, sino por las torrenciales lluvias de los viernes. ¿Y en cuanto influye que llueva el viernes para que no se juegue toda la fecha?, se preguntará Ud.: en absolutamente todo.

 

TORMENTA Y DESPUES. Así llovió en cancha de Racing el viernes y así quedó el sábado por la mañana.

 

Porque los viernes son días de evaluación de los campos de juego, cortado de pasto y marcaje, acciones que solo pueden realizarse en condiciones climáticas favorables. Por esa razón es que se determina los viernes la disputa de la fecha. Es sabido que hoy en día los clubes piensan más en preservar sus campos de juego que en el torneo mismo. El caso del Estadio Gentile es el caso más evidente: vienen con la cancha parada desde la fecha 5 (hace casi dos meses) por resembrado y ya soportó dos inundaciones parciales que la perjudicaron, por lo cual jugar en esas condiciones sería destructivo para su nuevo césped.

 

En San Manuel también, el campo de juego quedó sujeto al clima, dañándolo y comprometiéndolo para una posible disputa aun, con seca y sol. Los Patos sufre el hecho de estar en una zona baja de la ciudad, y por ende es casi un hecho que, ante lluvias torrenciales también quede muy expuesta, sobre todo en los ingresos. El Fabrizzi y Cerono, que corren de la misma manera, sufren casi de una humedad permanente en su parte norte, la más opuesta al sol, por cuestiones técnicas. Boca ha tomado medidas al respecto encarando un conveniente contrapiso en el acceso al campo de juego.

 

CON AGUA Y DESPUES. Así se jugó en el Cerono en 2013. Se volvió a jugar la semana siguiente.

 

Al Cerono lo salva su historia, ya que en ese terreno funcionó hace muchos años un horno de ladrillos, y el piso se fue “haciendo solo”. La cancha se construyó sobre esa superficie y por ende cuenta con un filtrado casi natural. Esto quedó muy claro cuando en octubre de 2013 la cancha se inundó por completo, el partido se jugó igual, y a la semana siguiente se volvió a jugar. Acción esta que, de haber ocurrido en otra de las canchas mencionadas, la actividad hubiera estado parada allí por meses. Por último, nos queda el Estadio, sujeto a varios arreglos, puestas en valor variadas y con un piso que últimamente luce envidiable.

 

Desde su reinauguración, en 2015, el complejo ha pasado por varias administraciones, incluso tuvo una propia que lo tuvo “a cuerpo de rey”, con un piso de primera e instalaciones ejemplares. Es, por antonomasia, la cancha elegida para las pretemporadas de los equipos de Primera de AFA, sin embargo, en febrero de 2021 el Estadio volvió a manos de la Comuna y hoy se controla con regular dedicación, lo cual no le quita brillo, se restringe su uso y como tal, es otro de tantos suelos aptos, aun en condiciones climáticas adversas. Pero hoy nadie quiere arriesgar a cargar con costos y arreglos por el clima.

 

TORRENCIAL. El Boca soportó todo un partido bajo lluvia y aún padece problemas con la humedad.

 

Según entendidos, la resiembra de invierno siempre es en el mes de abril, es ese césped que se ve parejo, permite mejor el marcaje de las franjas y dura hasta diciembre, cuando ya prácticamente el torneo hubo concluido. Allí se vuelve a resembrar para la actividad veraniega. Se necesita mantenimiento constante y cuidado permanente y, por ende, arriesgar los suelos a condiciones poco favorables significará una cuantiosa pérdida de dinero, algo que a los clubes propietarios les aterra, más aún cuando están encarando reformas, como Boca, Los Patos o Racing, por ejemplo. Asique, a armarse de paciencia.

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